A veces un pequeño detalle en el paisaje puede esconder una historia de respeto y compromiso con la naturaleza. Uno de esos ejemplos se encuentra en el acceso al Escuadrón de Vigilancia Aérea Número 10 (EVA Nº10), unidad del Ejército del Aire en la Serra do Barbanza (A Coruña), donde el equipo de Medio Ambiente instaló hace algún tiempo una señal de tráfico cuando menos singular.
El cartel, que llama la atención por su diseño poco habitual, advierte a los conductores con un claro mensaje: “Precaución. Fauna protegida en la calzada.”
Sobre el rectángulo de advertencia, en una señal triangular de precaución aparecen las siluetas de un sapo, una serpiente y un lagarto, recordándonos que no solo compartimos campo y monte con ellos, sino también las carreteras.

El objetivo de esta señal es, en la medida de lo posible, prevenir el atropello de anfibios y reptiles protegidos que cruzan este y otros tramos de vía del acuartelamiento, especialmente durante primavera y otoño y en épocas de reproducción y migración. Entre las especies que se pueden encontrar en la zona destacan el sapo corredor (Epidalea calamita), la salamandra rabilarga (Chioglossa lusitanica), la víbora de Seoane (Vipera seoanei), el lagarto ocelado (Timon lepidus) y el tritón jaspeado (Triturus marmoratus), entre otras muchas especies de anfibios y reptiles que forman parte de la rica herpetofauna de la zona; todas ellas incluidas la Ley 42/2007, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, que aborda la conservación y protección de especies silvestres y sus hábitats

¿Por qué es importante esta señal?
La mortalidad por atropello es una de las principales amenazas para estas especies protegidas, especialmente en zonas forestales húmedas como son los terrenos en los que está enclavado el EVA 10, por donde estas especies se desplazan en busca de alimento, refugio o lugares de reproducción.
Una simple carretera puede convertirse en una barrera infranqueable y, a la vez, en una trampa mortal.
Estos animales, fundamentales para el equilibrio de los ecosistemas, desempeñan un papel esencial en el control de insectos y otras especies «incómodas» para el ser humano, además de ser indicadores naturales de la calidad ambiental. Sin embargo, la fragmentación de sus hábitats y el tráfico rodado suponen una de las principales amenazas para su supervivencia.

Con esta señal, el equipo de Medio Ambiente del EVA 10 no solo advierte del peligro, sino que también invita a reflexionar sobre la necesidad de compatibilizar nuestras infraestructuras con la conservación de la biodiversidad. Un gesto aparentemente pequeño como reducir la velocidad puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte de estos animales y por lo tanto ser un plus en la conservación y supervivencia de estas especies.
Conducir con respeto hacia la naturaleza
Respetar esta señal no es una cuestión de seguridad vial, es un acto de responsabilidad hacia el entorno en el que vivimos. La fauna que habita nuestros montes, ríos y costas cumple un papel esencial en el equilibrio de los ecosistemas.
Cada atropello evitado es una oportunidad más para que estas especies sigan cumpliendo su función en la naturaleza.

Un ejemplo a seguir
La colocación de este tipo de señalización es un buen ejemplo de cómo la colaboración entre instituciones y la sensibilidad ambiental pueden generar un impacto positivo en la conservación. Aunque empresas, instituciones públicas e incluso particulares ya lo están haciendo en todo el mundo. Sería deseable que iniciativas como esta se extendieran a otras zonas con alta presencia de fauna protegida.
En definitiva, la próxima vez que pases por Barbanza, recuerda: reducir la velocidad no solo protege tu seguridad, también protege la vida de los animales que comparten territorio con nosotros.


