Si salimos a pasear por los arenales de la ría es posible que nos encontremos estos días con este peligroso capricho de la naturaleza varado por la marea. Se trata de la Carabela portuguesa (Physalia physalis), también conocida, dependiendo de la zona, con los nombres comunes de fragata portuguesa, barquiño portugués o aguaviva; es una falsa medusa que llega a nuestras playas arrastrada por las corrientes y el viento. Es normal encontrarla en invierno o primavera en las playas de mar abierto como Area Maior o Corrubedo, pero esta vez algunas han llegado a colarse en la ría, en este caso ilustramos la entrada con dos ejemplares varados en la Playa de Aguieira (Porto do Son) y en la Playa de Testal (Noia).
Aunque pueda parecernos una medusa, en realidad se trata de un hidrozoo, una colonia de pólipos hidroides con distintas funciones, neumatóforos (parte visible con forma de vela que da flotabilidad), los gastrozoides (digieren las partículas nutritivas), dactilozoides urticantes o tentáculos (detección y captura de presas, y defensa) y los gonozoides (se ocupan de la reproducción).
En caso de encontrarnos con una no debemos manipularla bajo ningún concepto, aunque el peligro está en sus tentáculos, estos pueden estar enrollados sobre la «vela» y podemos sufrir una picadura al cogerla.
La picadura de la Carabela portuguesa tiene consecuencias neurotóxicas, citotóxicas y cardiotóxicas, no sólo vamos a experimentar un intenso dolor en la zona afectada, sino que puede producirnos insuficiencia respiratoria e incluso un paro cardiaco.
Ante una picadura accidental de Carabela portuguesa:
Evitar otro contacto con los tentáculos y retirar los restos del organismo de la piel usando cualquier herramienta, un simple palo.
Aplicar agua de mar sobre la zona. Nunca agua dulce, ya que potenciará el dolor.
Si se han visto afectados los ojos, regar con abundante cantidad de agua del grifo durante al menos 15 y solicitar atención médica inmediata.