Naturalmente que existe una Galicia profunda, mínima y marginal, pero perceptible, oscura y profunda, no geográficamente, no en referencia a su densidad de población, su nivel local de desarrollo o sus servicios, pero si social e incluso etnográficamente.
La Galicia profunda es ese paisano ignorante que tala una carballeira centenaria para plantar eucaliptos, es ese maderero que con maquinaria pesada arrasa un dolmen del neolítico por que «son cuatro piedras», es ese conselleiro que manda arrasar un castro completo a pie de playa con nocturnidad para tirarlo a una escombrera, o ese concejal que manda taladrar un petroglifo para poner un banco con vistas; la Galicia profunda es ese cazador furtivo, que borracho o no, pone lazos, cebos envenenados y dispara al halcón, a la marta, a la nutria, a la garza o al martín pescador por que le fastidian el «hobby» y por que le da la gana, matar le entretiene; es ese pescador que envenena un tramo de río con lejía para sacar cuatro truchas…
La Galicia profunda es ese pobre ignorante que cuando camina por el bosque y se le cruza un anfibio o un reptil el primer pensamiento que le viene a la cabeza es pisarlo, por que le teme, es ese desgraciado que vacía un camión de escombros en el borde de una corredoira o una cuba de purín en el regato; la Galicia profunda es ese ganadero que deja al potro muerto o enfermo en el monte hasta que muere y luego le echa la culpa al lobo para sacar partido, la Galicia profunda es ese patrón que tira las redes viejas por la borda, el que pesca con dinamita, el que pega un sentinazo en la boca de la ría o el que se lleva dos capachos de pulpos en plena veda reproductora y otros dos de centollos del tamaño de un cangrejo, la Galicia profunda es ese vecino que por rencor o envidia quema el monte comunal, la Galicia profunda es ese político vendido, sucio y corrupto que permite, año tras año, legislatura tras legislatura, que la ensenada que baña un pueblo junto a un banco marisquero sea una auténtica balsa de lodos fecales, la Galicia profunda son ese funcionario y ese político prevaricadores, que siendo conocedores de todo lo anteriormente escrito, miran para otro lado…
Podríamos seguir, y estoy seguro de que quien esté leyendo esto añadiría algún ejemplo mas.
Si, hay Galicia profunda, muy profunda, y una España tan profunda o mas, por que esos males no son endémicos de Galicia, no son localizaciones geográficas, son actitudes y costumbres deplorables con las que desgraciadamente nos hemos acostumbrado a convivir en esta sociedad cada vez mas profunda.